lunes, 12 de marzo de 2012

CUNQUEIRO ,EL GRAN FABULADOR (II)


Superadas las tribulaciones, ese mago del lenguaje que fue Cunqueiro descolló por lo que era, un escritor de riquísima imaginación cuya extensa obra literaria abarca desde el campo periodístico hasta el poético, narrativo o teatral y en todos ellos se ha mostrado como un creador dotado de poderosa originalidad.
En unos años en que la estética dominante era el realismo social, el mundo de Cunqueiro, que gustaba de la fábula y los mitos, de la historia y las leyendas, se abría paso a contrapelo. Su recreación de la vida de héroes clásicos, desde Ulises a Amadís de Gaula, pasando por el Judío Errante, Hamlet o Don Quijote mezclados con paisanos gallegos, hicieron de Cunqueiro un autor raro en el panorama de las letras de su tiempo. Es asombroso como el escritor dota a cada uno de sus personajes de una mezcla de fantasía y domesticidad que envuelve al lector y lo catapulta a un universo de maravillas donde el tiempo no pasa .
"Me identifico con los personajes, están al mismo nivel que yo y pido para ellos lo que para mí, una cierta comprensión, generosidad... Creo en la existencia real de todos los personajes literarios. Madame Bovary, los hermanos Karamazov... todos existen. ¿Orestes? Sí, existe también Orestes, para quien no tiene sentido la venganza".dijo en 1981
Además de los libros que si escribió ,con los libros que soñó escribir Cunqueiro se podría levantar una biblioteca.En su extraordinaria imaginación germinaban textos que escribió en el aire. La taberna de Galiana,por ejemplo, no existió más que como fragmento, ni tampoco la historia inspirada en David,ni otras obras anunciadas, en gallego o castellano, de "salida inminente", como A casa, As vacacións de Sisifo o Ceniza en la manga de un viejo.
"Yo no pienso en nada, son el poema o el relato quienes vienen". "Yo siempre estuve a la escucha".
Si bien no fue un autor que acumulara premios, sí que consiguió algunos importantes, como el de la Crítica por 'Las crónicas de Sochantre' (1959) y ‘Os outros feirantes’ (1979) o el Nadal, en 1969, por 'Un hombre que se parecía a Orestes. Uno de los galardones de los que estaba más orgulloso fue el misterioso (tal vez inexistente) Premio Mark Twain( Durante unos días estuvo ilocalizable con la disculpa de tener que recogerlo en la Universidad de Chicago). Y se emocionó mucho al recibir un paraguas de once varillas con que le homenajearon asociaciones culturales gallegas. Para García Márquez, Cunqueiro debería haber ganado el Nobel .Yo también lo creo
El 28 de febrero de 1981 murió Alvaro Cunqueiro. Fue enterrado en un día de lluvia y brumas en la misma ciudad que lo vio nacer.
–Yo nací / -entre zuecos y relámpagos / a media noche- / cuarenta y siete días después del primero aeoroplano, escribía el poeta–.
En su lápida, en el cementerio de Mondoñedo, figura la inscripción: "Eiquí xaz alguén que coa súa obra fixo que Galicia durase mil primaveras máis" (aquí yace alguien que con su obra hizo que Galicia durase mil primaveras más).
Siempre Cunqueiro, grande entre los grandes.

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