lunes, 25 de octubre de 2010

ME LLAMO BARRO AUNQUE MIGUEL ME LLAME...


Miguel Hernández Gilabert Nació en Orihuela (Alicante) el 30 de octubre de 1910 como segundo hijo varón en una familia dedicada a la crianza de ganado. Pastor de cabras desde muy temprana edad, Miguel fue escolarizado entre 1915 y 1925 cuando abandonó los estudios por orden paterna para dedicarse en exclusiva al pastoreo. Mientras cuida el rebaño, Miguel lee con avidez, escribe sus primeros poemas y empieza a formar un improvisado grupo literario junto a otros jóvenes de Orihuela entre los que se encuentra su amigo José Marín “Ramón Sijé” a quien Hernández dedicará su célebre Elegía. A partir de este momento, los libros serán su principal fuente de educación, convirtiéndose en una persona totalmente autodidacta. Tras escribir para varias revistas y publicaciones aparece su primer libro, Perito en lunas en 1933.
Al estallar la Guerra Civil, Miguel Hernández se alista en el bando republicano.Durante la guerra cultivó la llamada poesía de guerra que se plasmó en una serie de poemas reunidos en Viento del pueblo(1937) En plena guerra, logra escapar brevemente a Orihuela para casarse con Josefina Manresa. En diciembre de 1937 nace su primer hijo, Manuel Ramón, que muere a los pocos meses y a quien está dedicado el poema Hijo de la luz y de la sombra y otros recogidos en el Cancionero y romancero de ausencias, y en enero de 1939 nace el segundo, Manuel Miguel, a quien dedicó las famosas Nanas de la cebolla. También en este período concibe El hombre acecha (1939), que manifiesta su visión trágica de la contienda fratricida, y diversos textos dramáticos que se publicaron con el título Teatro en la guerra (1937). Con un estilo conciso y sencillo expresa su hondo pesar por la separación de su mujer y su hijo y la angustia que le producían los efectos devastadores de la guerra.
En abril de 1939 se declara concluida la guerra. Miguel intenta escaparse a Portugal, pero se lo impide la policía portuguesa y es entregado a la Guardia Civil fronteriza. Tras su paso por la prisión de Torrijos de Madrid, de donde es puesto en libertad inesperadamente, es detenido de nuevo en Orihuela. Es condenado a la pena de muerte (Más tarde la condena será conmutada por la de 30 años de prisión.)Desde allí comienza una larga peregrinación de cárcel en cárcel hasta que en 1941 es trasladado al Reformatorio de adultos de Alicante donde se le manifiesta una grave afección pulmonar que se complica con tuberculosis
En 1942 muere en la enfermería de la prisión alicantina y es enterrado en el cementerio de Nuestra Señora del Remedio de Alicante. Contaba, a su muerte, con 31 años de edad.


“Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor”
Pablo Neruda

CENTENARIO DEL NACIMENTO DE UN POETA-

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